Ciegos

Ciegos de toda ceguera. Todos los días vemos gente que tiene todas sus facultades sensoriales en funcionamiento, pero en vano. No ven, no escuchan, no hablan. Estan por todos lados y muchas veces somos parte del mismo defecto.

Solo así se explica que la sociedad esté tan dividida. No vemos, no escuchamos, no hablamos.

Es un hecho que se pagó 300 pesos por persona para concurrir al último acto kirchnerista. Pero hay gente que no lo ve. De un análisis pormenorizado uno puede sacar distintas conclusiones. Una de ellas es que si hay más de 3 millones de afiliados al Partido Justicialista, que haya habido tan solo 60 mil personas según datos de la Policía Federal, o 200 mil según la radio de las Madres de Plaza de Mayo, nos da una sensación de que algo no funca como debería.

Si la Plaza era de todos, y hubo ese ínfimo porcentaje, en algún punto le estan pifiando. O no se hacen entender bien. O se hacen entender muy bien.

Otra conclusión podría llegar si tenemos en cuenta a los que dicen que siempre se puso dinero para movilizar gente. Es cierto y no tanto. Es cierto en muchas ocaciones, no lo fue en otras tantas. Sin embargo, una cosa es poner micros para movilizar a aquellos que tienen ganas de concurrir y no disponen de los medios, y otra muy distinta es encima pagarles.

La ceguera de nuestra sociedad no arrancó el miércoles. Solamente quedó en evidencia una vez más. Como cuando nadie hizo nada cuando nombraron Subsecretario a quien tomó la Comisaría 24ª de la Policía Anibalista Federal. Como cuando Alberto Fernández presento a Eduardo Lorenzo Borocotó diciendo que había prometido cuatro diputados y los consiguió, burlándose del sistema representativo y de todos nosotros. Como cuando se dio a conocer el escándalo de la licitación de Skanska. Como cuando se supo la aceptación de dinero foráneo para una campaña presidencial. Como cuando Lavagna se mostró nuevamente con el Gobierno, luego de haberlos enfrentado en elecciones. Como cuando se supo del título de Cristina que sigue sin aparecer, luego de haber presidido la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Senadores. Como cuando intervinieron el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos para mostrarnos índices inflacionarios irreales. Como cuando D´Elía entro a trompada limpia en una plaza que no le pertenece. Como cuando se supo del patrimonio de los consortes presidenciales. Como cuando nos recuerdan todas las frases hipócritas dichas por cualquiera de ellos dos, en cuanto al pasado, su lucha y sus enemigos. Como cada vez que alguno pregunta qué pasó con Julio López. Como cuando trucharon un secuestro a un albañil en Escobar.

Ciegos, sordos y pelotudos.

Ahora no escuchan el verdadero sentido de cualquier palabra que se diga de parte del Gobierno. Ninguna. Las retenciones fueron para pagar deuda. Luego para la construcción de hospitales. Más tarde para la redistribución de la riqueza. Después para frenar la suba del precio de los alimentos. Y no lo ven. No ven, no escuchan, no sienten. Dan intervención al Congreso luego de haber ordenado sucesivamente no dar quorum cada vez que se quería tratar el tema en el Legislativo. Dicen que los demás presionan y que ellos no. Pero ante la amenaza virtual de poner una carpa frente al Congreso, los muchacho de Compromiso K, armaron una rapidito. Es entendible. Llevan casi cinco años morfando en La Gran Taberna de Hipólito Yrigoyen y Combate de los Pozos, tenían en algún momento que justificar su existencia. Menos mál que los del campo no amenazaron con poner una bomba en el Congreso, que sino, ahora tendríamos un baldío en Rivadavia y Callao.

Ciegos ante la corruptela, la politiquería y la soberbia. La soberbia de sentirse magnánimos al punto tal de hablar en nombre de todos los argentinos desconociendo la opinión de la mayoría. 60 mil o 200 mil, no son 36 millones. 46% del 70% habilitado para votar, tampoco es mayoría. Constitucionalmente es habilitante. Pero no es mayoría. Por ende, tendrían que bajar un poquito el copete y escuchar a quienes no los votaron. Y a los que los votaron y hoy estan en contra.

Pero son ciegos. Tanto como los que no ven lo que no quieren ver.






Escribí en Detestables también. Y actualicé el del bigote.