miércoles, 16 de julio de 2008

Intelectualoides

Intelectuales. Los intelectuales ayer estaban aplicando sus conocimientos en cantitos de barrabrava que entonaban personas que no entendían el significado. Carteles que no tenían gracia y que lo único que denotaban era impotencia. Intelectuales como Horacio Verbitzky, personaje sombrío, vinculado a muchas cosas que quisiéramos olvidar pero que cuesta mucho.

Pero no deja de ser un reflejo de lo que vemos a diario aquellos que pateamos pasillos en las universidades públicas. Basta con pisar cualquier edificio para encontrarno con banderas y carteles con consignas reaccionarias. Señores que estan durante 10 años al frente del Centro de Estudiantes de una facultad con carreras de 4 o 5 años. Atacando a cuanto piense distinto en un lugar que tendría que ser la cuna del debate. Utilizando a grandes valores de la historia intelectual argentina para enbanderarse con conceptos totalmente sacados de contexto.

Como la Agrupación Arturo Jauretche, que ayer acompañaron al acto del Presidente con los cartelitos del columnista de Página.

Casualmente Jauretche decía de los intelectuales lo siguiente:


En la Argentina, hubo un proceso revolucionario que transcurrió desde que, de nuevo, tuvimos – a partir de 1945 – la presencia del pueblo en el poder. (...) La juventud se escindió en aquella época en dos fracciones: la letrada y la iletrada. La de quienes preferían el libro y la de quienes preferían la alpargata para emplear una imagen grata al culterano adversario. (David Viñas) decía que ‘la generación del 45’ se había equivocado. Y yo preguntaba: ¿desde cuándo los estudiantes son la generación del 45? También eran generación del 45 los jóvenes peones, los jóvenes empleados, los jóvenes seminaristas y los jóvenes cadetes. Y esa generación del 45 no se equivocó; estuvo en su posición. El que estuvo en la posición equivocada fue el fubismo de los universitarios.(...) Esa gente se había parado en el tiempo. No comprendía que el país daba un salto adelante; eso lo comprendían los jóvenes. Los jóvenes, excluidos los estudiantes, que – creyendo estar mucho más adelantados – también estaban parados en el tiempo.

En la época de FORJA, cuando hablábamos en las esquinas, a veces se nos preguntaban ‘¿Son ustedes fascistas?’. ‘No’, contestábamos. ‘¿Son ustedes liberales?’. ‘No’. “Entonces son comunistas’, nos decían. Había, al parecer, tres opciones forzadas y necesarias. Pero no eran opciones nuestras; venían de afuera. Y yo, entonces, le preguntaba al mismo que me hacía la encuesta. ‘¿Usted es carpintero?’. ‘No’, me contestaba. ‘¿Es usted empapelador?’. ‘No’. ‘Entonces usted es abogado’, como si no hubiera una infinita gama de posibilidades, de oficios. Era para satirizar la pretensión de encasillarnos en opciones importadas sin aceptar la posibilidad de una creación original.

(...)

Los jóvenes de FORJA queríamos evitar el narcisismo. Edificar el país, más que redactar alegatos para ganar bellas polémicas. Queríamos ser prudentes con los libros. Sabíamos que muerden, aunque se diga que no. No renunciábamos a leerlos, pero los sometíamos a la revisión, a través del cristal de nuestra realidad. Sin embargo, conservábamos las anteojeras ideológicas. Perón construyó nuestra doctrina desde lo pragmático; mirando a las exigencias del país y sus posibilidades. No basado en un mundo abstracto de ideas y sistemas.

(...)

Toda nuestra cultura ha sido, hasta hace poco, el resultado de la trasculturación. Aun en el vocabulario se observa ese fenómeno: es el caso de la opción entre ‘derecha’ e ‘izquierda’ que no podemos sacarnos de encima. Esa es una opción trasculturada.

(...)

La inteligencia de aquella época (1945) pertenecía, casi ‘in totum’, a la Argentina colonial. Sobrevivió durante el peronismo y fue factor determinante en su caída. (...) Pero la revolución será de los jóvenes intelectuales, a condición de que la nueva inteligencia no devenga ‘intelligentzia’. Que piense desde esquemas tomados de la realidad, propios para construir un país, no para librar batallas intelectuales. Esto exige no proponerse una sociedad ideal, sino mejor y ajustada al querer de los más, aunque se aparte del modelo técnico.

Esto del querer de los más es importante porque el ‘despotismo ilustrado’ se da en todos los ángulos; es propio de quienes quieren condicionar la historia a su sistema ideológico.






Después de lo de ayer, me di cuenta que, una vez más, los intelectuales subestiman al sentimiento popular.

Y también me di cuenta que desde siempre hubo tipos casados con el sistema de turno que no pueden dejar de clasificar al que piensa distinto siempre en el marco de dos o tres ideologías. Anteayer fui peronacho; anoche, gorila...hoy?

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ahora lo metes a jauretche en el medio




forro

Almafuerte dijo...

Justamente ayer se publicó este editorial sobre el mismo tema.
No conozco al autor, pero me pareció buenísimo y suscribo cada línea:
http://www.rionegro.com.ar/diario/2008/07/15/20087o15s03.php#coment

OliverX dijo...

Anónimo:
Sorpresa es ver tu reacción ante el excelente rescate de Jauretche que hizo Bruno.
Las palabras quedan escritas y la historia se ocupa de recordarlas cuando son necesarias.
Necesario es que te llames a la reflexión y dejes de comportarte como un limitado, cosa que quiero evitar pensar, a pesar de la evidencia.
El autor del blog es una excelente persona, cabalmente lúcida y coherente con su pensamiento.
Supongo que las miserias que te invaden para provocar tu ira están sustentadas en una fuerte intolerancia al debate de ideas.

Yo te tiendo la mano, ya que somos hermanos, muy a pesar de las diferencias políticas. Pensá que podemos buscar la salida de esta crisis sumando voluntades, alejadas de aquellos verdaderos actos de infamia vendepatria.

Mensajero dijo...

Los intelectuales suelen usurpar el lugar otrora reservado a las castas religiosas, a los primeros sacerdotes.
Son profundamente moralistas, prescriptivos y señaladores.
Me simpatizan los intelectuales pro no los que trabajan de eso.

Anónimo dijo...

no le doy la mano a fachos

es por etica, algo que a ustedes les falta

capitanfla dijo...

Anónimo 18.45:

Si hay algo que un fascista tiene, es ética.

Papanatas.

capitanfla dijo...

La verdad, Bruno, que las palabras de Jauretche son válidas para ilustrar correctamente el sentimiento que buscás comunicar, pero la verdad, leyendo cosas tales como "Los jóvenes de FORJA queríamos evitar el narcisismo. Edificar el país, más que redactar alegatos para ganar bellas polémicas.", debo decirte, que los seguidores de Jauretche, jamás lograron cosas más útiles que una floreada paja mental con ciertas expresiones de bella ironía.

No más de lo que hace Juan di Natale en CQC.

no tan iguales dijo...

Qué pelotudez esta clase de comentarios, encima sin firma. Si la gracia de este soporte es que al escribir uno tiene tiempo de reflexionar sobre sus dichos, limitando los exabruptos que no aportan nada y que tantas veces se nos salen en una conversación de viva voz. Para putear no me hace falta entrar acá, lo hago todo el tiempo de manera oral. No se gasten, la gente así suele entrar a cada rato a ver si alguien se calentó y le contestó.

Occam dijo...

Excelente transcripción, Bruno. Hay mucho para decir sobre los intelectuales. También se ha ocupado de ellos Jorge Asís en su último artículo.
En realidad, no sé bien qué son los intelectuales. He conocido gente realmente inteligente y culta, que sin embargo, por más que eran eminentemente superiores como personas y como intelectos que esa clase descastada de resentidos, no calificaban. Don Arturo era un ejemplo. También Nimio de Anquín o Carlos Disandro. Por qué no el Turco Asís.
Me pregunto si justamente "intelectuales" no se transformó en "intelligentzia", como advertía Jauretche. En fin, eso de me pregunto es un recurso. Ya me lo contesté hace muchísimo tiempo.
La verdad, es que "los intelectuales" han estado siempre en la vereda de enfrente del peronismo (más allá de haberse subyugado con el discurso entrista de los '70). Ahora apoyan al kirchnerismo. Clarito como el agua.

Coincido con lo que comentaron los demás participantes de este espacio, menos obviamente, lo del anónimo, el peronista del minuto 44 del segundo tiempo, que en su nueva piel de oveja se encuentra tan desorientado, pobrecito, que no puede hacer otra cosa que putear y descalificar.

Saludos, y apretón de manos.

Anónimo dijo...

Bruno:

Excelente texto el que has rescatado y muy valiosos también tus comentarios.

Bruno: además de peronacho, zurdo, gorila, también sos facho. No quisiera estar en tu cabeza con semejante confusión ideológica.

Si Kirchner fuera peronista, debería aprender una máxima básica: no se puede ir contra la voluntad popular. Es necesario manejarse con el pueblo como un pez en el agua; el pez que no le opone resistencia sino que aprovecha su propio movimiento.

Y Kirchner está precisamente desafiando la voluntad popular, más allá del tecnicismo que supone haber ganado la última elección y ser en los números la primera minoría.

Este es un pecado político que se lo va a llevar puesto, más allá de toda consideración ética.

Stella dijo...

Destouches
El problema con Kirchner pasa por una perdida de contacto con la realidad. A esta altura, yo de verdad estoy convencida de que el se cree todo lo que dice. Y Kristi también! Ellos realmente creen que el pueblo los apoya en su mayoría, que los del campo los quieren voltear, que el camino de las retenciones es el correcto y todo eso.
Para ese tipo de locura, no hay retorno!