lunes, 18 de febrero de 2008

El Norte y Lo Frágil de la Locura

Muchas veces me pongo a pensar que es lo que hizo un click en mi concepción de la realidad argentina. Si bien creo yo que la formación en el núcleo familiar y educativo influye mucho, todos tenemos alguna vivencia que nos marca.

Tuve la suerte de ir a un colegio que predicaba con la ayuda al otro, no con la compasión. Ayudar, estar, colaborar es mucho más que tener lástima. En 1998 yo era un adolescente lleno de cuestionamientos y bronca que buscaba ser canalizada por algún lado. Fue ese año cuando me tocó ir junto con mis compañeros a la frontera de la Argentina con Bolivia. En ese recóndito punto de la Argentina, el colegio tiene algunas escuelas rurales que apadrina.

Debo de confesar que muchas expectativas no teníamos, yo particularmente lo consideraba como un adelanto del viaje de egresados y una oportunidad para estar sin los viejos, poder fumar sin que nadie te joda y un montón de estupideces más propias de la edad.

Los preparativos previos consistieron en ir a distintas empresas a conseguir colaboraciones no monetarias para llevar al norte, principalmente de alimentos no perecederos.

En septiembre de ese año, salimos hacia Jujuy. Al llegar a Santiago del Estero ya empezamos a contactarnos con otra realidad. Debo aclarar que por esos años, ver a alguien cartoneando era sinónimo de linyera. En las afueras de Santiago vimos gente que vivía en taperas llegando a los umbrales del siglo XXI.

Al llegar a San Salvador de Jujuy, nos dimos cuenta que Santillán no era considerado allí un salvaje, sino que tenía una inmensa aprobación popular, que lo comparaba casi con un revolucionario de la nueva era. La gente que cirulaba en sus camionetas todo terreno, se mezclaban con obreros que exigían una mejor condición de vida.

Arribar a Santa Catalina fue el inicio de la travesía. Es un pueblo tan olvidado, que la gente sigue pensando que la argentina finaliza en La Quiaca. Desde allí salíamos todos los días en dirección de alguna escuela, en la que nos esperaban con los brazos abiertos los chicos y con cara de extenuados los docentes. Gente que teniendo la posibilidad de trabajar en cualquier otro establecimiento, prefieren estar con chicos que sin ellos no tendrían educación alguna.





Capilla de Santa Catalina


Allí se produjo el cambio. Conocer escuelas que estan aisladas por el agua 5 meses al año. Nosotros eramos las últimas personas que verían hasta febrero o marzo del año siguiente. San Francisco, por ejemplo, es un establecimiento que queda a 4,ooo metros sobre el nivel del mar. Nos esperaban con una pelota de futbol. La mitad terminamos extenuados y la otra mitad con mascarilla de oxígeno. Pero la alegría de esos chicos de tener a otros de casi su misma edad para jugar no tiene nombre. Y digo de casi su misma edad, porque a los 14 o 15 tenían que salir a trabajar con sus padres, los que nunca estaban, ya que son trabajadores golondrinas.

Ante este panorama, chicas de 15 años hacían de madres de sus hermanos menores. Con cabritos como todo patrimonio, dan lo que no tienen a modo de agradecimiento.





Centro de Santa Catalina

En Casira, nos recibieron nuevamente con los brazos abiertos, pero por primera vez reaccionamos ante algo. Algunas personas que no eran ni docentes ni padres de chicos de la zona (ahora, a la distancia, parecieran ser delegados municipales o algo por el estilo) nos agasajaron en el comedor del colegio dejando a los chicos afuera. El plato principal era cabrito. Nos levantamos y nos fuimos sin comer. El cabrito vale oro para la gente de la zona y a nosotros, que podemos comprarlo en una carnicería, nos lo regalaban. No nos pareció justo. Salimos a jugar con los chicos, no nos importó quedar como desagradecidos.

Fue un viaje que a mi particularmente me cambió la vida. Todos los planes que habíamos hecho para cuando estemos volviendo y paremos en Salta para salir de joda, se desvanecieron, pasaron a un segundo plano. Estaba shockeado. Esa misma noche quedé solo llorando en la cocina. Se me acercaron unos amigos y nos fuimos a caminar por el cerro. Sonaba La Renga de fondo en nuestras cabezas. Nunca nada volvió a ser igual, lo frágil de la locura.

Ver a esa gente olvidada por el resto del país entonar el himno sin la vergüenza que nos caracteriza a nosotros, los que estamos de espaldas al país, los que lo entonamos sin ganas, es digno de admirar. Se sienten más argentinos que nosotros y le estan agradecidos a una tierra que al menos les da de comer.

En La Quiaca, en una habitación de hotel, grabamos con Sebas, Pablito, el Nono y Nico una versión adolescente de Yesterday que todavía conservo en un TDK. Eramos otros chicos.

Este viaje es algo que cualquier persona debería de realizar, y no para hacer turismo, sino para ver la realidad de una Argentina distinta. A los políticos nos les pido nada, porque no tendría la sensibilidad necesaria para sentirlo. Todo problema parece minúsculo al lado de la alegría de vivir de estos pueblos.

Es mucho lo que tengo para contar de este viaje, y muchas las veces que tuve ganas de contarlo. Tenía que arrancar por algún lado.

Actualicé el blog de García y Jean Paul publicó en Certificador de Ilusiones. Quién quiera leer, que lea.

8 comentarios:

OliverX dijo...

Excelente relato Bruno.
Hay que quedarse de este lado de la línea frágil que divide la cordura de la locura.
Lo más importante es lo que rescataste. A vos mismo.

Tuvimos la misma experiencia en el año 1996 en mi colegio. Verdaderos abrementes de la vida.

Abrazo.

gonza dijo...

muy buena la historia.

algunos tiene esos quiebres alguna vez en la vida, que los cambia para siempre.
lamentablemente hay algunos que nunca vivieron ese quiebre y siguen en la misma gilada de siempre.

saludos!

Anónimo dijo...

Le debo decir que su relato me ha emocionado, señor.
Es verdad que lo que nos marca en la vida son las experiencias vividas con intensidad, las que no son habituales en nuestras vidas cotidianas.
Lo felicito de corazón por lo relatado.

Usté tiene un corazón grandote y por ello, aquellas lágrimas que derramó allá por el norte lo siguen marcando como el humano que hoy se nos presenta en este blog.

Le mando un abrazo grande y siga recordando aquel momento que hizo "click" en su interior...

Ya nada es lo mismo cuando despertamos a la realidad...

La Dueña dijo...

El país que no miramos ¿no?
Que grande, que es mi patria y que abandonados que estan tantos. Es como una zamba que cantan los Manseros, que se llama Monte Quemado. Subí el video en mi blog y se ve la pobreza, la falta de agua y la desolación.

Si ganas de llorar te da, por la impotencia...

Estrella dijo...

A mí también me gustó mucho, pero mucho, este relato. Y me hace pensar lo importante que es que los jóvenes (y los niños) no crezcan, aislados, en pequeños círculos.
Hay, además, en todo el país, un montón de gente haciendo grandes cosas, gente de verdad comprometida con el dolor y la carencia del otro. Muchos jóvenes están en esa ruta y siempre pienso que es una lástima que cuando se habla de la juventud se despotrica contra lo malo, y pocos rescatan ese compromiso de muchos otros.
Y no es un trabajo caritativo, es un verdadero compromiso.
Si hubiera más...
Si se les diera la palabra...
Si se los ayudara a ayudar...
Si los políticos..., ¡ay! si los políticos llegaran al poder con su vocación de servicio intacta...
Quizás, algún día.

Jean Paul dijo...

Conozco gente que fue allá y me dijo lo mismo.
Lo que me sorprende es que los tipos vivan casi igual que hace 200 años. Y que antes que llegaran los españoles estaban mejor.
Vi películas, me contaron un pilón de cosas y leí bastante; pero la experiencia de estar en el lugar es un poco instransferible y bueno.. quizás algún día pueda andar por allí.

Ivana Carina dijo...

Hola Cariño!
Muy buena esta historia de vida....
Conozco a los Tobas en el monte chaqueño y te puedo asegurar que a mi tambien se me partió el alma de ver como vivían.....
Y eso que tenía mis 21 larguitos, asi que a vos, que estabas en tu adolescencia, tiene más mérito el haber "caido" y haber comprendido tantas cosas que te marcaron a fuego para ser lo que sos ahora, un hombre con todas las letras, que se preocupa por los demás y por querer cambiar desde tu lugar, un poco las cosas diciendo lo que pensás....
Me hiciste emocionar, sonsito!!!
Un besote Bruce!!
I love you!!! ♥

Anónimo dijo...

Mi bruno que bello post, creo el que mas me ha gustado...y lo que narras es muy cierto, cuando uno se encuentra en otra realidad se da cuenta de lo que tiene y también te das cuenta sin duda de las farsas de los discursos, me encantó cuando pusiste que todo problema parece minpusculo al lado de la alegría de vivir en estos pueblos...tienes mucha razón, es otra manera de vivir y ver el mundo...y uno aprende mucho de esas personas...que bonito!!! deveras....Tendrás que hacer un artilugio o algo pa subir esa versión de TDK...