domingo, 9 de diciembre de 2007

Sólo Dios Sabe

En mi vida no tuve mucha gente que me ayudó mucho, en el mejor sentido de la palabra que es “a crecer”.

Es más en este momento, sacando a la familia, me vienen a la cabeza dos personas.

Sé que suena a poco, ya que quien más, quien menos, todos, absolutamente todos influyen en la vida de uno de alguna manera.

Pero hubo dos personas puntualmente que me ayudaron en puntos que no hacían a la relación que nos unía, que en ambos casos fue laboral.

Como ya he dicho otras veces, fui empleado judicial durante 4 años, de los cuales trabajé dos años en la Justicia de la Provincia y los dos restantes en la Justicia Federal siempre dentro del Fuero Penal.17:00
Demás está decir que el nivel de laburo que me brindó la Justicia Federal no fue el mismo que el que tuve en Provincia por meros motivos procesales: en Provincia la instrucción (investigación) la lleva el Fiscal y yo trabajaba en el Juzgado, mientras que en el Federal, la instrucción y la resolución la lleva el Juzgado.

En criollo quiere decir que en la Justicia Federal el Juzgado investiga y dispone cuando lo cree necesario las medidas que crea convenientes.

Me estoy desviando del tema. En definitiva, a pesar de la experiencia laboral que obtuve los tribunales federales, nunca voy a poder poner en la balanza la experiencia de vida que me dejo el tiempo laburado en Garantías, y esto es así por un solo motivo: el nivel de jefe que tuve.

Sólo Dios sabe como fue que caí en ese Juzgado, donde el Juez a cargo era una de esas personas que uno nunca se va olvidar en su vida, lo que no es poco. En un mundo en el que uno solo se acuerda de quien lo cagó, recordar a alguien que lo ayudó es mucho.

Me ayudó en un momento excepcionalmente complicado de mi vida, cuando la imagen familiar que yo tenía había volado por los aires. El señor magistrado me agarraba varias veces por semana, siempre alrededor de las 9 de la mañana y me pedía que cierre la puerta de su despacho. Era entonces cuando empezaba a interrogarme sobre mi situación personal. Cómo me sentía, era la pregunta cotidiana.

A pesar de no haber tenido otra experiencia laboral previa en el estado, ya entonces me di cuenta que no era habitual encontrar ese tipo de actitudes de un jefe. Máxime cuando no tiene ningún tipo de afinidad con ningún familiar de uno.

El día que tuve que irme, fue bastante doloroso, debo reconocer. Porque no me estaba yendo a cualquier otro lado. Me estaba yendo al Juzgado Federal. Ese que estaba a cargo de un tipo al que él no toleraba por diversos motivos que vendrían al caso, pero que prefiero reservármelos para otra ocasión.

Lo único que atinó a hacer fue aconsejarme sobre como manejarme en mi nuevo destino. A pesar de que me estaba yendo, me estaba cuidando de modo paternal.

Hoy no está más entre nosotros. Un cáncer se lo comió en poco tiempo. A él que había jugado al Rugby toda su vida, que siempre tuvo una conducta intachable, que siempre atendía a todo el mundo sin importar si venían de parte de la víctima o del victimario, que entraba a trabajar a las 7,30 de la mañana y nunca se iba a la casa antes de las 17,30 horas, a él se lo llevó el cáncer.

Parece mentira como toda la gente que vale la pena en mi vida se lo lleva el cáncer.

En el Federal empecé a valorar mucho más todavía a mi antiguo jefe. No por el Secretario, que siempre se comportó de diez, ni por mis compañeros que eran divinos, sino por el titular del Juzgado, a quien le veíamos la cara dos veces al año, una para navidad y otra para fin de año. No tenía idea del nombre ni apellido de nadie de los que trabajaban en su juzgado. O al menos eso es lo que demostraba.

Luego de ello caí en mi actual trabajo, el cual por razones que solo saben los visitantes que me conocen, no voy a decir su nombre.

Es de esos trabajos en el que se tienen como 5 jefes distintos en escala jerárquica pero que todos pueden pedirte algo. Sin embargo el grupo de gente que nos dirigió en los últimos 20 meses, debo ser sincero, es excepcional. Y el día de hoy, el jefe máximo, se despidió, se fue, renunció, consiguió algo mejor aún, suponemos.

Él fue quien me sacó de mi escritorio y me dio una oficina sin saber si tenía apellido o no, nunca le importó de donde venías ni quien eras, solamente quería que supieras trabajar y que tuvieras las ganas de hacerlo. Prestó atención a como me desempeñaba y me llenó de responsabilidades no sin antes preguntarme si tenía ganas de hacerlo.

¿ Y cómo me iba a negar? Si todo sirve para aprender.

Nuevamente conocí a alguien que se preocupó por mí como persona también. No pasó un día en que me preguntara como estaba. Más desde el día en que tuve una gran perdida en mi matrimonio.

Nunca faltan los pelotudos que te tratan de chupamedias o acomodaticio. Son aquellos que niegan que vos hayas entrado por la puerta chica, con el diario bajo el brazo y un currículo en la otra mano.

Donde yo trabajo, si somos tres los que aterrizamos sin palanca, somos muchos.

Me deprime la discriminación a la inversa. Yo entiendo que esté lleno de jefes jodidos y absolutamente despreocupados de las realidades de cada uno de sus empleados. Pero estereotiparlos y medir a todos con la misma vara me parece injusto.

Atrás de este hombre que hoy se fue hay un ser humano al que siempre le importó mucho la situación de sus empleados, por más que muchos nunca lo sepan. Y que se fue dejandome una sensación de agradecimiento por ayudarme a crecer.

Los caminos de nuestras vidas son increíbles. Se hacen y deshacen por nuestro libre albedrío y solo Dios sabe como terminará el asunto. Nos encontramos, nos conocemos, nos ayudamos, nos perjudicamos, nos alejamos, nos volvemos a encontrar.

Que será de mi vida laboral a partir del lunes. Solo Dios Sabe. Espero recibirme pronto y cruzármelo en Tribunales.

3 comentarios:

Ivana Carina dijo...

Bruce!
Muy bueno el 1º post (ya voy al otro! jijiji!!)
La verdad que pocas veces he leído que agradezcan al jefe de la manera que vos lo hiciste!
Casi siempre uno se acuerda del que te trató mal, y no rescata a aquél que te ayudó...
Ojalá que este lunes, las cosas no cambien demasiado para vos, y si es así... paciencia! Hay cosas peores!
Un besote!!!!

P/D: ¡me como a besos a ese Papá Noel hermoso que la pasa bien igual!!! jaja!!

Nicolás Lucca dijo...

Gracias Ivy por tomarte el tiempo de comentar en los dos.
Siempre presente usted!
Y si, esperemos que si cambia sea para mejor.
Besos!

Little Butterfly dijo...

que lindo homenaje le hiciste a ese hombre de leyes que nos describis,

sin haberlo conocido, puedo apreciarlo.
Ojalá esté en paz.