viernes, 9 de noviembre de 2007

Intolerantes

La tolerancia en este país es algo que llama la atención a cualquiera. Hablo de tolerancia en todo el sentido etimológico de la misma y elevándola a la categoría de análisis. No soy sociólogo, pero es interesante descubrir las contradicciones que existen respecto de ese concepto, como tantas otras contradicciones que existen en este pueblo. Quién es tolerante y quién no, ya parece importarle a poca gente.

La tolerancia es el respeto con igualdad sin distinciones de ningún tipo, es aceptarse unos a otros, es la virtud moral y cívica que consiste en permitir la realización de acciones, preferencias y creencias que aunque no sean consideradas como lícitas, sin embargo, no son impedidas por la autoridad con poder de impedir.

Pero aquí parece que todo es tan distinto.

Todas las palabras las deformamos en su sustancia hasta que poco queda de su verdadero significado.

Quienes resultan intolerantes reclaman tolerancia. Quienes no ayudan más que a sus amigos, reclaman solidaridad del pueblo.

Quienes menos hacen por la tolerancia son quienes más la reclaman.

Y volviendo al ámbito político nos encontramos con la eterna historia del Huevo y la Gallina.

¿Arriba son intolerante porque abajo lo son también o viceversa?

A modo de ejemplo, hay un sujeto o sujeta que tiene la costumbre de comentar entradas en éste y otros blogs, pero lo hace de modo agresivo e intolerante.

La Palabra intolerancia en este caso queda chica, porque no es que no acepta la opinión del otro, sino que además lo arremete sin brindar una refutación fundada al menos en sus convicciones personales, que ya sería bastante.

¿Esta persona es intolerante como fiel reflejo del modelo que representa o que él siente que representa, o los intolerantes como él conformaron esa masa colectiva que salió vencedora en las últimas elecciones independientemente del modo en que lo hicieron?

Ciertamente, creo que sí vale la pena saberlo, porque entenderíamos muchas otras cosas.

Somos como sociedad tolerantes a que en San Telmo abra un Hotel preparado para homosexuales, pero estamos muy distantes de tolerar la homosexualidad propiamente dicha.

Somos tolerantes a que funcionen Mezquitas, Sinagogas, y Templos de distintas religiones, pero seguimos prejuzgando a las colectividades, y cómo no hacerlo si ni siquiera aplicamos los valores que supuestamente defendemos o ponderamos.

Y después viene la gran contradicción argentina.

Somos críticos de los actos de corrupción, pero gano las elecciones la representante de un gobierno con más de 100 procesos judiciales en curso por denuncias de malversación de caudales públicos, y pedidos de exenciones ilegales (entiéndase cometa).

No queremos a los estafadores, pero nadie hizo ni hará absolutamente nada en contra de asociaciones con fines de lucro que disfrazadas de religiones, infunden temor y paranoia a gente que ya de por sí está desesperada (que junto con la ignorancia es la única forma en la que me puedo explicar el caso) sacándoles plata, la poca que tienen, y que cuando éstos se dan cuenta que se están quedando sin dinero, o que su pareja se ofusca por su conducta, le dicen que todo esto sucede por “trabajos” hechos por gente que no los quiere para que el sujeto en sí pierda su dinero o su pareja.

Nadie hizo ni hará nada, es más tienen programas en la televisión que los mira tanta gente como la que se pregunta cómo hacen para solventar el programa en sí, nadie.

Somos intolerantes contra los atropellos sobre la libertad individual de la conciencia y la libre convicción, pero todavía estoy esperando que algún funcionario le remarque al Jefe de Gabinete Nacional que se desubicó al verter sus afirmaciones.

En todos los ámbitos que conocí pasó lo mismo.

En la Justicia se ofenden cuando la gente les reclama que trabajen, pero se pueden pasar la mitad de la mañana organizando el almuerzo que les llevará la otra mitad de su horario laboral.

La intolerancia es un mal muy arraigado en este país.

Tan arraigado que ya nadie se sorprende al escuchar declaraciones 100% agresivas dichas por gente a la que no le corresponde abrir la boca más que para explicar qué está haciendo desde el puesto que el pueblo le confió, con mayor o menor cantidad de votos.

Y es que hay tanta intolerancia dando vueltas con cosas menores que pareciera que se va anulando entre sí, hasta que ya no nos importa nada de lo que sucede con cosas mucho mas relevantes.

Nadie se va a preguntar que pasará con la Concertación, que en su acepción jurídica-administrativa, constituye un convenio celebrado por el Ejecutivo Federal a través de sus dependencias y entidades con las representaciones de los grupos sociales o con los particulares para realizar las acciones previstas en el Plan Nacional de Desarrollo y sus programas.

Primero debería de haber un Plan Nacional de Desarrollo, supongo.

Pero ahí sí que el Secretario General de la Confederación General del Trabajo, obrará distinto a la mayoría de los argentinos y será totalmente tolerante con todas las disposiciones que harán unilateralmente desde el Gobierno.

Somos tolerantes con quienes nos defraudan, somos tolerantes con quienes nos mientes, somos tolerantes con los intolerantes.

Estoy empezando a sentir intolerancia hacia los intolerantes.

7 comentarios:

OliverX dijo...

Es que la palabra tolerancia es muy amplia...
se tolera y se sufre, se tolera y se respeta, se tolera y se permite.
Pero cuando no se tolera se falta el respeto en diversos sentidos.
Por lo que la intolerancia es sinónimo de irrespetuosidad para con el prójimo.
Ahí está la clave nacional. Somos una manga de irrespetuosos.
La moral y las buenas costumbres se tiraron a la basura.
Y terminamos en el mismo lugar. Ahí donde debía haber educación hay desidia, viveza criolla y clientelismo. Todo adornado por las guirnaldas de la corrupción.
Ufff menos mal que es Viernes.

Anónimo dijo...

La intolerancia argentina viene desde sus orígenes. Fuimos intolerantes con los Españoles, con los Ingleses, con los Paraguayos, y entre las provincias mismas.

Ivana Carina dijo...

Bruce! Sabés qué?, ser intolerante es lo mismo que ser discriminador...
Tolerar es aceptar al otro como es, con sus virtudes y sus defectos, pero sobre todo respetar lo que piensa, te guste o no...
Intolerantes son aquellos que se creen "normales" y los demás no.
Los que discriminan, son también aquellos que se creen "normales", ya sea por caminar, ver, hablar o tener los cromosomas en su lugar...
Y, en mi humilde opinión, la culpa la tenemos los que no sabemos poner a esos intolerantes y discriminadores en su lugar, y seguir el famoso: "No te metás"
Pero como toda regla tiene su excepción, hay personas que se dan cuenta y empiezan por casa...
Depende de todos que esta situación cambie...
Y como hoy es el día de la Tradición, no solmante deberíamos recordar nuestras raíces, si no, empezar nuevas tradiciones que nos ayuden a convivir lo más armoniosamente posible... ya que siempre va a haber un retobáo que se le vuele la crencha y se comporte como un ladino!!

"Y naides se muestre altivo
Aunque en el estribo esté,
que suele quedarse a pie
el gaucho más alvertido."
Martín Fierro.

Saludos desde la Patagonia Rebelde! (NOT K)

capitanfla dijo...

Puedo decir que soy intolerante.

Y no me asusta ni me avergüenzo, soy intolerante desde que decidí no bancarme más algunas actitudes y acciónes en contra de mi persona, por respetar el discurso progre berreta, muy a la moda desde hace diez años.

Ya no voy a tolerar que me pisoteen, no voy a tolerar que me burlen, no voy a tolerar que me hagan caca en la cabeza.
Sobre todo viniendo de sectores específicos de la población, que hacen de la ignorancia un culto, una veneración y un fanatismo.

Y no me importa la progresía que desde su torre de cristal y su nube de gases me dice, "pobrecitos, tuvieron menos oportunidades, no son así porque quieren, son producto de la sociedad que los margina".

Las pelotas.

Yo también sería uno más de ellos, si no me hubiera esforzado para ser lo que soy hoy.
Mis oportunidades tampoco fueron muchas. Pero salí siempre adelante, no dejando mi intelecto en el inodoro.

Tampoco pienso soportar los atropellos de gente que por decirse demócratica, te meta un dedo en el ano apoyado por la democracia y por la ley.

Si, soy intolerante.

Me cansaron.


Sr. Bruno.
Gracias por otra ponencia espectacular.

Tiphareth dijo...

¿Pero puede alguien ser totalmente tolerante? Me parece que está en evidencia que es muy dificil -¿imposible?- tolerar a quienes no toleran.. eso nos tranforma en intolerantes también, no?
Yo respeto religiones, sexualidad, ideologías, tantas otras cosas... pero cómo hago para tolerar, por ejemplo, que un -llamemosle- *pueblo* elija como representante de su nación a una mujer sin -en su mayoría- tener ni siquiera la suficiente conciencia como para darse cuenta de A QUIÉN estaban eligiendo realmente?
Lo que pasa es que se trata de ponerse en los zapatos del otro constantemente... en pensar las cosas desde su lugar, -en algunos casos- al estilo 'bueno, no tuvo las suficientes herramientas como para saber elegir','viven otra realidad' ,'cuando eran chicos no tuvieron las proteínas suficientes'... pero me da bronca! Por ellos y por su futuro me da impotencia, bronca me da por los de arriba! No tolero a muchos de los que están arriba, no tolero más mentiras y engaños. No me banco este círculo vicioso que crea ciudadanos sometidos.
Me considero, frente algunas situaciones, una intolerante más.

Anónimo dijo...

Respecto de lo que contaste sobre la Iglesia Universal del Reino de Dios, son terribles garcas.
No sabes como engañan a la gente, a mi compañera de trabajo le cobraban 20 pesos por tcar el "manto sagrado" de no se odnde.
Te engañany te vuelven paranoico contando cosas de "brujerías". Y te lo dicen! Si a usted le pasa esto es porque otro le hizo esto!

Nicolás Lucca dijo...

Como escriben, gente!!!
Que manera de vertiri opiniones!
Lo curioso es que debe ser de esas veces en que todos coincidimos.
Todos nos vamos volviendo de a poquito intolerantes.
La intolerancia es contagiosa, sçolo que la nuestra serçia en defensa propia, ¿no?