Existen diversas cosas en el imaginario popular que uno asume como ciertas. Una de ellas es lo concerniente a la generalización de las conductas humanas clasificadas por estereotipos, tales como la tacañería de los judíos, la bruteza de los gallegos, la miseria de los tanos, etc.
Esta actitud inconciente de estereotipar también alcanza a las profesiones. Allí nos encontramos con la poca voluntad para mantener la fidelidad de los médicos, policías, taxistas y remiseros. Yo propongo analizar estos estereotipos por separado, así como lo hice oportunamente con las diferentes clases de funcionarios y/o empleados públicos.
Hoy me dedicaré de lleno a la Policía y con un profundo conocimiento del tema, en parte por haber trabajado durante años con ellos y en diferentes ámbitos (Policía de la Provincia de Buenos Aires, Policía Federal Argentina).
Pensemos por un momento en la imagen que tenemos del uniformado de calle. Un tipo gordo, que no podrá correr nunca a un delincuente. La sola representación de imaginárselo saltando una medianera en una persecuta, ya da risa. Que se la pasan comiendo pizza, la cual manguean, al igual que las facturas y el diario por la mañana. Que son mujeriegos por excelencia y sin distinción de raza, credo, religión, ideología, higiene personal o estado civil. Ni que hablar de la facilidad que tienen para arreglar las cosas en el momento con una mera colaboración para llegar a fin de mes.
Hombre en Forma...redonda
Ahora voy a decir las verdades que yo percibí y las que conozco personalmente.
Primero, no hay nada que me saque más de quicio que la generalización de las conductas, como si estas estuvieran institucionalizadas y fueran como una enfermedad terminal.
Mujeriego son por naturaleza todos los hombres. Es obvio que es así y en esto casi todas las mujeres van a coincidir. Lo que hace a un hombre infiel o no, es precisamente la propia voluntad de no voltearse a la primera cadera que transite en un radio de 10 kilómetros a la redonda. Oportunidades nunca faltan, en cualquier profesión. Lo que lo hace quizás más notorio en los muchachos de azul, es probablemente la gran facilidad para salir impolutos de cualquier trampa a la novia/conyugue/concubina. Es tan facil cornear a alguien trabajando todo el tiempo fuera de la casa, que en cualquier momento lo pueden llamar para algún servicio especial, que por ahí le hacen quedarse un par de horas más en el trabajo, que tranquilamente cuando esto no sucede y se miente diciendo que es así, cualquier mujer le creería, porque es de ese modo el trabajo. Así que si el policía es mujeriego, lo es igual que cualquier otro hombre que le gusta andar de joda, solo que tiene más oportunidades de pasar desapercibido en la casa.
Respecto del mangazo, tengo que marcar algunas diferencias. Dentro de la Policía Federal existe la Asociación de Amigos de las Comisarías, que a su vez se encuentran todas dentro de la Asociación de Amigos de la Policía Federal Argentina, presidida por Amalita Fortabat. El presupuesto que gira el Estado para la manutención de las Comisarías es muy pobre. Para corroborarlo, basta con ingresar a cualquier dependencia policial que no sea una Comisaría para notar la pintura de las paredes descascarada, que la computadora más moderna es una XT con monitor de fósforo verde, y que no tienen teléfonos a disco porque alguien se apiadó. Las Asociaciones de Amigos de la Comisaría, nuclea a los comerciantes que se encuentran con sus locales dentro del territorio de la seccional policial y que voluntariamente quieren colaborar en el mantenimiento de la misma. Así que cuando entre a una Comisaría y vea unas cerámicas lindas en el piso, ventiladores de techo en todas las oficinas, computadoras nuevas y en buen estado y la pintura nueva, agradezca a los comerciantes del barrio, no al Estado. A los comerciantes y al presidente de la Asociación que no se queda con la guita. Si, si alguien se queda con la plata de la Asociación de Amigos de las Comisaría son ellos. En todo caso el Comisario podrá ser partícipe de esto a cambio de un porcentaje considerado. Cada vez que vea a un Policía retirando una grande de Muzza de una Pizzería, primero hay que preguntar si la misma integra la Asociación de Amigos. Si no lo hace, ahí sí que estamos en un mangazo.
El mantenimiento de los Patrulleros también debería estar comprendido en el presupuesto de la Policía. A duras penas les giran una caja chica en la que entran los distintos gastos extraordinarios. Muchas veces, el dinero para reparar los vehículos salen de la misma, ya que enviar el rodado a Mantenimiento de la Flota Automotor es algo así como enviar a un pariente a la Clínica del Doctor Cureta. Nunca se sabe si va a volver. Y si lo hace, de seguro que volverá en la peor de las condiciones. Gran culpa de ello es la falta de previsión del Estado Nacional al comprar los vehículos, que en pos de ahorrar dinero en combustible, los compran gasoleros, cuando el gasoil del que dispone la Policía es perjudicial hasta para un Rastrojero.
Las cajas chicas se rinden con facturas que justifiquen el gasto. Obviamente que esto se puede truchar también con la anuencia del comerciante que factura más de lo que corresponde.
Patrullero de la Policía de Italia. Por si en alguna persecución el coche perseguido es más veloz. Le dicen previsión en Políticas de Seguridad.
La facultad de “cortar boleto” en la calle se la ha querido justificar de muchas maneras. Una de ellas es que es difícil llegar a fin de mes. Quien quiera criticar este punto (yo también lo critico) es bueno saber, de todos modos, que los salarios son miserables. Ello no justifica nada, es cierto. Pero así y todo, dentro de todos los males habidos, el peor de todos ellos es el del que transa con quien está perjudicando a un tercero. Quien deja seguir a un ladrón, podría robarle mañana a su pariente. Quien arregla con el narco, podría estar vendiéndole droga a su propio hijo adolescente. No hay estado de necesidad que justifique la falta de responsabilidad.
En la hermosa Provincia de Buenos Aires, el problema es aún más complejo. Cual laboratorio, la Policía fue conejillo de indias de cuanto experimento se quiso hacer. Para evitar las corruptelas con los comerciantes, se eliminaron las “cooperadoras” que funcionaban del mismo modo que las Asociaciones de Amigos de las Comisarías en la Capital. Si a ello le sumamos que el presupuesto que les giran a la policía lo maneja a discreción el propio Ministro de Seguridad para evitar que se quede con la plata el jefe de la Seccional (cuando sería más lógico y menos burocrático exigirle que responda al mismo por cada centavo que se le gira) entenderemos el estado calamitoso de las dependencias policiales del conurbano.
Por si fuera poco, les quitaron las jerarquías. Antes, en el cuadro de oficiales, existían en orden inferior a mayor, los Ayudantes, Subinspectores, Inspectores, Principales, Subcomisarios y Comisarios, garantizando al menos una antigüedad de 25 años como oficial de policía (y por ende, mayor experiencia) antes de comandar una Comisaría. Primero, les quitaron las sola exigencia de antigüedad en el cargo para ascender, por lo que tiempo después nos encontramos con Comisarios Bonaerenses que, por cuestiones de edad, en cualquier otra provincia serían todavía Principales. Luego, les cambiaron el nombre y unificaron. Por lo cual, ahora dentro del cuadro de oficiales, tenemos los Tenientes (Ayudante, Subinspector), Tenientes Primero (Inspector, Principal) y Capitanes (Subcomisarios, Comisarios). Las Seccionales se siguen llamando Comisarías, pero no tienen Comisarios. Los salarios, obviamente, se les unificaron.
Las zonas en las que se mueven son en un 500% más peligrosas que el peor barrio de la Ciudad de Buenos Aires. Y los medios con los que lo hacen son paupérrimos. Para ejemplificar: La seccional Lomas de Zamora 7°, tiene una jurisdicción que equivale a la de todas las Comisarías del Centro Porteño juntas. No se mueve la misma cantidad de gente, es cierto, pero solo el 30% de sus calles están asfaltadas. Tienen dos patrulleros, de los cuales uno no funciona. Y para cubrir 4 turnos de 6 horas tienen una planta de 40 efectivos. Obviamente quedan 10 por turno, de los cuales 2 se dedican a custodiar a los presos que no entran en las cárceles y están en los calabozos policiales y 3 están sacando expedientes que le correspondería al Poder Judicial. ¿Cuántos policías quedan cumpliendo su rol de policías? 5 por turno. Con un patrullero. No hay que ser un erudito para entender que la ecuación es triste por donde se la mire.
Aquí quiero hacer un hincapié. Es terrible la falta de control por parte de la Provincia de Buenos Aires en el ingreso de sus efectivos. He encontrado tipos a los que procesé por encubrimiento de robo automotor, que tiempo después ingresaron a la Fuerza. Nadie les pidió reincidencia nacional.
Y ni quiero hablar del sistema de recaudación al mejor estilo Piratería Británica: Recaudar para la Corona. Cuando la Policía Bonaerense estaba centralizada en la Gobernación, a pesar de lo que muchos creen, había mayor control. Hoy por hoy, cada Intendencia de la Provincia tiene su propia Jefatura Distrital (distritos, comisionados, capitanes…Arslanian se inspiró en Arma Mortal para reformar la Policía???) Lo que antes se recaudaba para el Gobernador, ahora se hace para el Intendente.
Con todo lo expuesto, no quiero decir que una policía es mejor y otra peor. Simplemente que una Fuerza fue destruida por el manejo del Poder Político. Y la otra está en camino al mismo fin. Es solo cuestión de tiempo.
Hay una frase bastante escatológica que es común dentro de las fuerzas policiales: “Somos el forro de los políticos, ellos nos usan para cogerse al pueblo y cuando el pueblo se los reprocha, nos echan la culpa a nosotros”.
¿Hay acaso alguna representación más Argentina de lo que es un Policía que la que hacen los Simpsons?
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blog de García. Hoy, Raros Peinados Nuevos. No, no tiene nada que ver con los emo. Si tienen ganas, se agradece. No estoy de humor.