Dime Qué Escuchas, Si Te Animas

Siguiendo con la corriente criticona de los tiempos que corren y melancólica de tiempos pasados, hoy tenía ganas de decir algunas cositas que me vienen a la mente.

Cuando estaba en 5º Año, el Dr. Spaín, nuestro profesor de Economía Política (si, aunque no lo crean teníamos esa materia en el Secundario) nos preguntó a modo de conocernos y generar debate, cuales eran nuestros artistas de música nacional favoritos.

La inmensa mayoría de los votos se dividió entre Charly García, Pappo, el Flaco Spinetta, Soda Stereo, y algunos votos se repartieron entre Divididos, La Renga y los Redonditos de Ricota.

El profesor, preguntó entonces ¿No hay ningún grupo nuevo que les guste?

La respuesta fue negativa.

Y ahí arrancó el debate, al que llegamos a la conclusión de que no había nada nuevo que nos generara curiosidad, que nos moviera el piso.

Demás esta decir que el análisis fue arduo y nos llevó toda la clase, lo cual estaba bueno para interrumpir la monotonía de una materia que a la mayoría les resultaba aburrida.

El resultado era simple, no existía grupo nuevo que levantara las banderas de intereses de la juventud ¿Por qué? Algunos respondieron que porque la juventud ya no buscaba eso, y otros respondieron que era al revés, que los grupos de referencia no exhibían actitudes de cambio.

El verdadero motivo nunca lo voy a saber, porque si bien puede ser que a los jóvenes no les interesen los contenidos comprometidos de las letras, no se entiende entonces como al día de hoy calan tan hondo en los adolescentes la letras de Charly, del Flaco y del Carpo.

Es entonces cuando nos dirigimos a algo más turbio, la calidad del trabajo de quienes nos brindan música.

Antes un grupo para llegar a grabar un disco debía pasar años tocando en cuanto bar de mala muerte encontraran hasta que alguien los descubriera. Necesitaban de un grupo de fanáticos para poder conseguir un contrato discográfico. Así pasó con los Beatles afuera y así pasaba acá también.

En la actualidad, con la industria discográfica destruida pasa exactamente lo contrario, se hace un análisis de mercado primero y se buscan los grupos que puedan vender.

Así van apareciendo grupos imitadores de otros de antaño que ya no existen más.

¿En los 90 hubiera tenido éxito el grupo Pier? Estando los Redondos vigentes, lo dudo mucho.

¿Por qué Soda agota cuanto estadio sale a la venta?

¿Por qué a pesar de los desplantes de García (que sin temor a parecer parcial, les aseguro que son muchísimos menos de los que la gente piensa) cada vez que pone a la venta entradas para un concierto, estas vuelan por el aire?

Y no le echen la culpa a Internet por arruinar las discográficas, cuando un disco de los Beatles cuesta $36.

A modo anecdótico, cuento que en 1992, Fito Páez había firmado un contrato discográfico al que solo había tenido acceso Charly García antes: $1 por disco vendido.

¿Cuánto salía “El Amor después del Amor? $22, con lo cual cuando vienen a decirnos que con la piratería se está aniquilando al artista, deberían agachar la cabeza y reconocer que si el disco saliera lo que debe salir, mucha más gente lo compraría.

Con el uno a uno vigente, cada vez que viajaba un conocido a Estados Unidos, les pedía que me trajeran discos, que salían más baratos allá que acá, y eso que acá no eran importados sino que se editaban.

Y no le echen la culpa a los impuestos que el TAX (equivalente al IVA) había que pagarlo igual.

Volviendo al tema de la identificación con los grupos, también nos encontramos con una merma importante en la calidad compositiva de los artistas nuevos y la falta de ganas de evolucionar.

Entre el primer disco de Sui Generis y Clics Modernos pasaron 10 años, y en el medio pasó todo Sui, toda la Máquina de Hacer Pájaros, todo Serú Girán y Yendo de la Cama al Living.

Invito a cualquiera a que agarre el primer disco de cualquier grupo de rock actual y se fije su fecha de edición y luego haga lo mismo con el último. A posteriori saquen las conclusiones de la evolución musical de los mismos.

Nombro a Charly por poner un ejemplo, porque lo mismo sucedió con Soda, con El Flaco, con Virus, etc.

Hay pibes que sólo buscan la fama a cualquier precio, a cambio quedan relegados artistas grosos que ven como llegan a los 40 y no pueden salir del bar de Plaza Serrano en donde tocan hace más de 10 años.

Spinetta logró grabar su primer disco a los 21 años, hoy nadie que no salga de un reality show puede darse ese gusto.

Para mí, la calidad del arte es el fiel reflejo de la realidad de quienes lo siguen.

No quiero discriminar, a usted puede ser que no le guste la música y por ende queda exento de este análisis.

Pero la realidad es que, más que nada entre los adolescentes y jóvenes, dime a quien sigues y te diré cuales son tus principios e ideas.

Antes se escribía sobre ideologías, se protestaba contra un estado represivo que con democracia o sin ella hasta les cortaban el pelo en comisarías a quienes no lo tuvieran 2 dedos por encima del cuello de la camisa.

Se pedía libertad para votar, se reclamaba pan para los hambrientos, se emitían quejas cantadas contra sistemas autoritarios, se pedía por las víctimas de la violencia. ¡Hasta los Abuelos de la Nada tenían algunas letras de crítica a la sociedad!

La Argentina cambió mucho en materia de derechos y garantías, pero de ahí a que seamos Suiza queda un largo trecho, y los jóvenes, cuyos referentes son sus ídolos en la música y en el deporte, hoy no tienen íconos que les digan en la cara lo que pasa, lo que no tiene que pasar, lo que debería ser o que al menos digan con canciones lo que ellos sienten y no saben expresar.