Delay

Estuve muy vago para escribir. No quiere decir que haya estado desconectado de la realidad ni mucho menos. Simplemente no dan mas ganas de escribir.

En la Argentina no hubo casi noticias de relevancia desde una semana antes de las elecciones nacionales. Pero en los 10 días que duraron las fiestas fue como si hubieran apretado pausa directamente en las redacciones de los multimedios informativos.

Recuerdo que no hace mucho, el asueto laboral me lo daban el mismo 24 o 31 de diciembre, recién al mediodía. Luego, con la excusa de los que tenían que viajar a ver a sus familias, lo extendieron al 24 y 31 íntegro, pero también nos dieron el día previo al mediodía. Debe de costar mucho pedir permiso para viajar, así que es más facil que no labure nadie. En el 2007 cayó en fin de semana. Veremos que pasa este año, que las festividades caen miércoles y jueves. Seguramente dejamos de laburar a partir del 1º de diciembre bajo el lema “Mes de Agradecimiento a las Bondades de Nuestra Presidenta”

Desde una semana antes de las fiestas que los diarios y noticieros y demás grupos de desinformación deberían de haber cerrado sus oficinas y contribuir al ahorro de energía eléctrica. La falta de noticias se hizo notar más que en otras ocaciones. Mucho más. Lo único que importaba era ver al mismo señor que hizo negocios con la Dictadura, vistiendo una camisa verde olivo al lado de Chavez cual perrito faldero haciendo mierda la poca imagen que quedaba de la Argentina en el mundo.

Todavía tengo en mi cabeza la cantidad de “Analistas Políticos” que al cierre de la gestión Néstor, decían que una de las virtudes que tuvo su administración, fue la reivindicación de la figura presidencial, de la presencia de un presidente fuerte.

Bueno, en un sistema netamente presidencialista como el que marca nuestra Constitución, es más que importante tener un presidente fuerte. Pero con la asunción del nuevo gobierno, esta sensación de presidencialismo se quedó en alguna aduana donde aterrizó el Tango 01, tiene tan poca cintura política que tratan de no exponerla mucho, le soplan lo que tiene que decir, y si no lo hacen, queda al descubierto que no tiene idea de lo que está hablando. Solamente pone cara de enojada y empieza a atacar y ponerse en víctima.

No se por qué me parece que esto ya lo había leído en algún libro de historia...

Los combustibles, los alimentos, los alquileres, los impuestos, los precios en general se siguen yendo a las nubes, mientras los salarios no. Los noticieros de eso no se hacen eco, y si lo hicieran, nadie les daría bola. ¿Por qué? Tan simple porque la mayoría esta en otra. Muchos de vacaciones y otros subsidiados.

Uno entiende que recién arranca el año, que no se puede empezar tan abajo y un montón de cosas más. Los más perjudicados somos los que estamos en ese limbo, en esa nada que hoy se da a llamar todavía clase media. Ese ente de nombre inventado y caduco que nunca supo iniciar ni un esbozo de revuelta en ningún momento de la historia argentina a no ser que fuera impulsado por otros intereses disfrazados.

En 2001 se movieron un montón de factores para el bolonqui. Muchísimos. Pero que algunos interesados intentaron apagar el incendio con bidones de nafta, no me cabe la menor duda.

Especulaciones, manejos financieros, ambiciones presidenciales todo se conjugó en un lindo espamento al que algunos hipócritas se dieron el gusto de calificar como "el pueblo que se pone de pie y echa un Presidente".

La clase media a la que le sobró algún mango, salió a golpear cacerolas a la calle reclamando que nos empomen las 24 horas y en sistema 5.1 surround, pero que la plata del banco había que sacarla, derecho genuina y legítimamente adquirido.

Yo como un pelotudo más, esos días también salí a la calle. Y no porque tuviera algún ahorro, sino porque me parecía justo el reclamo. En un momento dado me vi envuelto en flor de bolonqui en el conurbano también. Mientras tanto los saqueos se sucedían. ¿De comida? No, de electrodomésticos. Bien hambrienta la revuelta, ¿no? Luego, tan solo 15 días después, vino la devaluación y lo que restaba del poder adquisitivo, se lo fumaron entre unos pocos que sí sabían lo que pasaba. Pero no ardió la argentina nuevamente. Qué casualidad, era otro el presidente, eran otros los intereses y eran otros los subsidios y la torta repartida.

No se me ofenda ninguno, ya dije que en su momento reaccioné igual. Pero ello no me quita la posibilidad de decir desde estas páginas, que a no ser que se les quite la posibilidad de cambiar el auto o irse de vacaciones, la mayoría no va a hacer nada.

Nos hemos bancado gobiernos tiránicos sin decir ni chito. El "algo habrá hecho", "a mi no me pasa porque no ando en cosas raras", "se quedaron cortos" son frases que se sucedieron durante mucho tiempo. Pero cuando Martínez de Hoz dejó a todos en la mishiadura, ahí recién empezaron algunos reclamos.

A lo que quiero ir con esto, es que mientras la plata alcance para irse de vacaciones y bancarse una cola kilométrica en Chichilo para comer dos rabas por 30 pesos, nadie va a protestar de verdad.

Y seguramente cuando algunos intereses financieros puedan adornar la conciencia de los que tienen por trabajo transmitir noticias y el gobierno no pueda compensarlo con pautas oficiales o autorizaciones explícitas de monopolios, ahí seguro que reaparecerán las informaciones, el mal humor de la clase media y las quejas de cosas más reales que si el vestido que uso Cris para la asunción se lo robó a la Princesa Letizia de España.

Lo que yo me pregunto es si siempre nos vamos a dar cuenta de las cosas años después.

Es el delay que los argentinos tenemos incorporado.